Construcción Sostenible
El hormigón es el material de construcción más empleado a nivel mundial, con más de 25.000 millones de toneladas elaboradas anualmente. Sus propiedades resistentes y durables maximizan la vida útil de las construcciones, con períodos en servicio superiores a los 50 ó 100 años, propiciando que el impacto total y la huella de carbono de las construcciones durante todo su ciclo de vida sea menor que el de otros materiales de la construcción.
El hormigón presenta alta resiliencia y excelente comportamiento frente al fuego. Al mismo tiempo, es un material económico, de fácil reciclado, y su modo de empleo es ampliamente conocido. Su superficie clara y altamente reflectante reduce la ganancia de calor de las construcciones y disminuye el efecto urbano de “isla de calor”, así como el efecto de masa térmica minimiza los consumos de energía asociados al acondicionamiento térmico de ambientes. El diseño de mezclas de hormigón en base a criterios prestacionales ofrece ventajas en comparación con la aplicación de criterios prescriptivos, con la posibilidad de disminuir el contenido energético total del hormigón y alcanzar propiedades óptimas en su durabilidad.
Cuando nos referimos al rol del hormigón como material sostenible, resulta relevante tener en cuenta la participación de todas las etapas involucradas desde la obtención de sus materias primas hasta la eficiencia de su diseño, la durabilidad y la posibilidad de ser reciclado al cabo de su vida en servicio. El campo normativo y reglamentario argentino admite el uso de fuentes de agua reciclada, favoreciendo así la disminución del consumo de agua potable para la elaboración del hormigón, y de cementos con altos contenidos de adiciones minerales. Asimismo, la industria lleva a cabo diversas iniciativas que promueven la incorporación de restos de hormigones endurecidos y otros materiales reciclados como agregados para el hormigón, en reemplazo de material virgen natural.